
Del terreno árido al lugar perfecto: una boda rústico-fest en mitad de la nada (o casi)
Cañamares, Cuenca. Una finca sin sombra, sin vegetación, sin infraestructuras.
Y, sin embargo, lo tenía todo.
Tenía cielo. Tenía horizonte. Y tenía una pareja con una idea clara: celebrar su boda a su manera, rodeados de naturaleza, música, amigos y buen gusto.
Ahí es donde entramos nosotros.
Porque convertir un terreno rústico en plena sierra en un espacio de evento completo —acogedor, bonito, funcional, con alma— no es cuestión solo de carpas. Es una coreografía de montaje, técnica, sensibilidad y experiencia. Una que conocemos bien.
El reto: tierra seca, sin vegetación ni cobertura natural
Montamos estructuras ligeras, abiertas al paisaje, con nuestras carpas beduinas blancas como eje central. Sobre un suelo rústico, sin nivelar. Sin puntos de anclaje evidentes. Sin red eléctrica.
Todo lo esencial lo llevamos nosotros: tarima para zonas clave, iluminación integrada en carpas, accesos y parking, distribución de espacios, montaje completo, carpa cocina…
Y lo más importante: una visión clara de lo que ese lugar podía llegar a ser.


El resultado: una boda de estética rústica con alma de festival
Una ceremonia íntima, rodeada de flores silvestres, bajo la sombra de la lona.
Una cena llena de detalles, mesas redondas con manteles de lino y sillas de ratán, luz cálida y guirnaldas flotando como si llevasen ahí toda la vida.
¿Tienes un espacio que parece inviable?

Nos encantan los desafíos.
Porque cuando nos enfrentamos a espacios que parecen “vacíos”, en realidad vemos lienzos en blanco. Lugares con potencial para ser únicos.
Si trabajas con una finca, gestionas un espacio natural o formas parte de una agencia que busca propuestas diferentes para sus clientes, hablemos.
Diseñamos, planificamos, montamos y resolvemos. No solo colocamos carpas: transformamos lugares.